Los gestos ilustradores: más allá de las palabras

Cómo los gestos enriquecen la comunicación no verbal, actuando nuestras palabras y revelando nuestras emociones más profundas.

Los gestos ilustradores: más allá de las palabras
Imagen generada con DALL·E por OpenAI.
Comprender el «lenguaje corporal» equivale a comprender los matices de la persuasión, la información, la diversión, la expresión de emociones y el dominio de la interacción. [1]
Mark Knapp
Los que mantenemos abiertos los ojos podemos leer volúmenes enteros en lo que contemplamos a nuestro alrededor. [2]
Edward T. Hall

La comunicación no verbal es muy importante pues, aunque es verdad que las palabras pueden transmitir contenido, a través de los gestos se pueden transmitir también emociones: los gestos pueden delatarnos, pueden hacer notoria nuestra inseguridad y visibilizar nuestra incomodidad. Existe una variedad muy amplia de gestos ya clasificados, destacando entre ellos los gestos ilustradores que, junto con los emblemas, son los gestos más conscientes. Los gestos ilustradores sirven para señalar objetos o personas, para describir dimensiones de lugares o cosas, para expresar ideas, en fin, con el objetivo de acentuar o enfatizar el mensaje.

De acuerdo con Guerrero, DeVito y Hecht (1999: p. 50), los gestos ilustradores están íntimamente ligados con el habla, con el contenido del mensaje, el tono y el volumen de la voz. Enfatizan de manera general lo que se dice verbalmente, aunque también pueden sustituir palabras o frases. Se asemejan a los emblemas en que se utilizan de manera consciente e intencional, aunque se diferencian de muchas maneras, pues los ilustradores no suelen tener una definición verbal tan precisa como la que pueden llegar a tener los emblemas y, además, el uso de ilustradores no es focal, sino periférico.

Tipos de gestos ilustradores

Forgas y Herrera señalan los siguientes tipos de gestos ilustradores (1999: p. 286):

  • Ideográficos: acompañan ideas de tipo abstracto, utilizándose, por ejemplo, para ilustrar conceptos.
  • Pictográficos: describen aspectos relacionados con el contenido del discurso y sirven para complementar el mensaje (tamaño, configuración, apariencia, etc.).
  • Deícticos: sirven para describir una situación espacial, para señalar un objeto, una ubicación o a una persona.
  • Kinetográficos: acompañan al mensaje y su finalidad es describir movimientos.
  • Espaciales: se encargan de describir un espacio haciendo alusión a las 
dimensiones de un lugar o un objeto.

Por su parte, Guerrero, DeVito y Hecht (1999: pp. 50-52) sostienen que existen ocho tipos de gestos ilustradores, donde, aparte de los mencionados por Forgas y Herrera, se suman los siguientes:

  • Batuta: se trata de movimientos que pretenden acentuar palabras o frases.
  • Rítmicos: son movimientos que tratan de representar el ritmo del discurso.
  • Emblemáticos: emblemas que se utilizan para ilustrar una declaración verbal 
sustituyendo palabras o frases.

En la Tabla 1 se muestran algunos ejemplos de los ilustradores mencionados por Forgas y Herrera:

ILUSTRADORES GESTOSEXPRESIONES FACIALESMIRADAS
IDEOGRÁFICOS“adiós”, “auto-stop”, “loco”, “no sé”, “sí”.“sacar la lengua”, “seducción”.“¡cuidado!”, ¿seguro?”.
PICTOGRÁFICOS“una caja cuadrada”, “un pez así”.“una mujer estupenda”.“¡vaya anillo!”.
DEÍCTICOS“esta chica”, “allí arriba”, “nuestro”.“ahí”, “ha sido esta”, “está arriba”.Señalar con disimulo.
KINETOGRÁFICOS“un gancho de izquierda”, “puñalada”.Partido de ping-pong…“el vuelo de una mosca”.
ESPACIALES“todo este terreno”, “como un estadio”. La vista recorre el cielo.

Tabla 1. Tabla de gestos ilustradores extraída de la “Propuesta de tipología no verbal en los discursos públicos”, de Forgas y Herrera (1999: p. 287).

Factores que condicionan la aparición de gestos ilustradores

Los gestos ilustradores aparecen simultáneamente durante el discurso oral. Sin embargo, el número, e incluso la frecuencia de su uso, dependen de muchos factores. Por un lado, Guerrero, DeVito y Hecht (1999: p. 50), destacan que una persona que se encuentra preocupada por la impresión que puede provocar tendrá mayor tendencia a utilizar ilustradores, así como una persona desmoralizada o desanimada utilizará menos ilustradores y una persona se halla en una situación de interacción formal dominante aumentará la tasa de ilustradores; por otro lado, Mark Knapp (1982: pp. 20-21) menciona que hablar cara a cara provoca un mayor uso de ilustradores, señalando también que una persona especialmente entusiasmada tendrá una mayor tendencia a utilizar ilustradores debido al alto nivel de excitación y una persona que se halla en una situación de comunicación “difícil” (que sucede cuando no se encuentran las palabras necesarias para transmitir el mensaje o el receptor no comprende) hará un mayor uso de ilustradores para facilitar la comunicación.

Según Forgas y Herrera, los factores que condicionan la aparición de gestos ilustradores pueden clasificarse de la siguiente manera (1999: pp. 285-286):

  • Psicosomáticos: como pueden ser el carácter del individuo, el nivel de ansiedad, la timidez y el temperamento.
  • Sociales: la aparición de gestos ilustradores varía según la clase social y la edad, entre otras cosas. Se sabe que la clase social alta de Europa tiende a utilizar menos ilustradores que clases más bajas.
  • Situacionales: la situación es determinante, pues no se harán los mismos gestos ilustradores en un restaurante que en el juzgado.
  • Culturales: el tipo de ilustrador y la cantidad varían según la etnia, por ejemplo. Se sabe que los pueblos nórdicos tienen una menor tendencia a utilizar gestos ilustradores que los pueblos del mediterráneo.

El arte de hablar con el cuerpo

Entender los gestos ilustradores no es solo cuestión de teoría o técnica, sino de abrir los ojos a la riqueza de nuestra propia comunicación. Cada movimiento, cada mirada y cada pequeño gesto es un puente que une lo que decimos con lo que realmente sentimos. Nos delatan, sí, pero también nos humanizan.

En un mundo donde las palabras a veces fallan, los gestos son ese lenguaje sutil que siempre encuentra una salida. Porque, al final, comprender el lenguaje corporal no solo mejora cómo nos comunicamos con los demás, sino también cómo nos entendemos a nosotros mismos.

NOTAS

[1] Fragmento extraído de La comunicación no verbal: el cuerpo y el entorno (1982: p. 11).

[2] Fragmento extraído de La comunicación no verbal: el cuerpo y el entorno, donde Mark Knapp cita a E. T. Hall (1982: p. 11).

BIBLIOGRAFÍA

Forgas, E. y Herrera, M. (1999). “Propuesta de tipología no verbal en los discursos públicos”. Nuevas perspectivas en la enseñanza del español como lengua extranjera: actas del X Congreso Internacional de ASELE (Cádiz, 22-25 de septiembre), 1, 2000: 279-288 Disponible en: http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/asele/pdf/10/10_0277.pdf.

Guerrero, L., DeVito, J. y Hecht, M. (1999). The nonverbal communication reader: classic and contemporary readings. Prospect Heights, Ill: Waveland Press.

Knapp, M. (1982). La comunicación no verbal: el cuerpo y el entorno. Barcelona: Ediciones Paidós.